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UNA MIRADA CRISTIANA DEL TRABAJO HUMANO Y EL BIEN COMÚN
¡ACOGE, ABRAZA, CUIDA, ACOMPAÑA...!
LA VIDA DEL MUNDO OBRERO Y DE LOS POBRES,
CON MISERICORDIA Y COMPASIÓN.


¡Bienvenido/bienvenida! al "blog" de la HOAC diocesana de Cádiz y Ceuta.


miércoles, 28 de diciembre de 2011

«EL NUEVO PUNTO DE VISTA CRISTIANO».
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
SANTA MARÍA MADRE DE DIOS
(1 de enero de 2012)


ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Ciclo “B”  (2011-2012)

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS
(1 de enero de 2012)

¡Nosotros hemos sido llamados a ser hoy
los testigos que “interpretamos”,
no sólo con la palabra, sino sobre todo
 con nuestra manera de vivir,
la buena nueva de la actuación de Dios
con los empobrecidos de la tierra!

Podemos tener presente en nuestra oración
esos 1.400 millones de personas que sufren
pobreza extrema en el mundo.
Y pedir que la abolición de la miseria sea
“el centro de las políticas económicas”.

Podemos pararnos a pensar en «los dependientes»
que hace meses que no reciben la ayuda económica
que les pertenece por derecho,
y de la que muchas familias
dependen para llegar a fin de mes.

Podemos recordar, por ejemplo, a Ginés, de 51 años,
fallecido por una hemorragia cerebral en el hospital
Vall d'Hebron de Barcelona tras esperar
que le realizaran una resonancia magnética
que solo se le practicó seis días después,
cuando empezó a sangrar por la nariz
minutos antes de morir;
o a Cristina, de 28 años, que ingresó en el hospital
de Sant Pau embarazada de 34 semanas
con una infección abdominal que
no pudo operarse de urgencia
por problemas con el suministro eléctrico.
El retraso, de unas 30 horas,
provocó supuestamente
la muerte fetal por la infección…;
o a otros de nuestros sectores,
que podemos conocer más de cerca,
afectados también por los recortes en sanidad,
por la reforma laboral…

En nuestra oración queremos dejarnos impactar
por las gravísimas consecuencias
que la crisis descarga sobre los más vulnerables,
a quienes se les priva hasta de lo mínimo
con los recortes sociales…
mientras «los responsables»
siguen cebando sus caprichos,
para nuestra deshonra.

Podemos recordar las exigencias del 0’7%,
la necesidad de cambiar
el actual modelo productivo,
el imponer un impuesto
a las transacciones financieras internacionales,
reivindicar que se adopten medidas
que garanticen la sostenibilidad ambiental…

Le ofrecemos a Jesús «nuestros trabajos y nuestras luchas,
nuestras alegrías y nuestras penas»…
Ahora, en la oración empezada,
quiero profundizar…
¿cómo encuentro a Dios en esta
realidad histórica que me toca vivir?

¿Qué llamadas penetran en mi corazón?

Le expongo a Jesús mi vida actual,
mi compromiso, mis ilusiones, mis fracasos…
en un diálogo de apóstol de su Reino…



SALMO

¿Con qué me presentaré al Señor,
y me inclinaré ante el Dios excelso?

¿Me presentaré con los mandamientos cumplidos,
y rezos de probada ortodoxia?
¿Le agradarán al Señor mis cantos litúrgicos
y mis salmos con guitarra?
¿Le ofreceré el tiempo que debo a mi mujer
y el que he de dedicar a mis hijos?

Hombre, ya se te ha hecho saber lo que es bueno,
lo que tu Dios quiere de ti:
tan solo que practiques el derecho (social)
[“de los demás”]
ames la bondad,
y camines humildemente con tu Dios. (Cf Miq 6,6-8)



EVANGELIO (Lc 2,16-21)

«En aquel tiempo
los pastores fueron corriendo
y encontraron a María y a José,
y al niño acostado en el pesebre.

Al verlo, contaron lo que se
les había dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se
admiraban de lo que les
habían dicho los pastores.

María, por su parte,
conservaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón.

Y se volvieron los pastores
dando gloria y alabanza a Dios
por todo lo que habían oído y visto,
conforme a lo que se les había dicho.


Ayuda exegética
Nosotros los cristianos somos
hoy los pastores de Lucas.
Aquello que los pastores
expresaron diciendo:
«vamos a Belén a ver lo que ha pasado
y que el Señor nos ha hecho saber»
,
tiene para nosotros una actualidad perenne
y que podemos expresar así:
«vamos a leer de nuevo el evangelio,
con una atención maravillada,
para ver lo que el Señor nos ha revelado».

Habiendo conocido por
revelación el acontecimiento
salvífico del nacimiento del Salvador,
los pastores se pusieron de prisa en camino
para comprobar la veracidad del mensaje.
Esto significa para nosotros comprobar
si el mensaje del evangelio es verdad.
Los pastores pudieron comprobar
la veracidad de lo anunciado yendo
a donde estaba la madre con el niño.
Para nosotros la comprobación
sólo es posible de una manera:
¡viviéndolo!.
¡No tenemos otro camino
por el que llegar a la verdad
de lo revelado en el evangelio!

La venida de Dios
no acontece en
una unión mística,
sino en la historia,
y se desarrolla
bajo la rúbrica del signo
(“un niño envuelto en pañales
y acostado en un pesebre”)
que requiere la interpretación
por medio de la palabra
(en este caso los ángeles).
Generalizando podemos decir:
Dios actúa a través de las situaciones humanas,
dándose a conocer a la fe de sus fieles
por la palabra de sus testigos.

¡Nosotros hemos sido llamados a ser
hoy los testigos que “interpretamos”,
no sólo con la palabra,
sino sobre todo con nuestra manera de vivir,
la buena nueva de la actuación de Dios
con los empobrecidos de la tierra!

Necesitamos saber escrutar
los signos de los tiempos,
el paso de Dios por
la historia de los hombres.
¡La palabra revelada
es la luz que nos da a conocer
el significado de los acontecimientos salvíficos
que suceden a nuestro alrededor!

María guardaba con “cuidado”
en su memoria estas cosas
y las meditaba atentamente en su corazón…
Se trata de una actitud y
un comportamiento
que debemos imitar:
atentos a lo que acontece en
la historia contemporánea,
reflexionamos profundamente
sobre su significado salvífico.
“Syntêréô” significa
registrar y conservar en la memoria,
tanto la acción vista
como las palabras oídas
[es la actitud que hemos
de practicar en el Ver].
No se trata de un recuerdo melancólico
de un pasado perdido,
sino de la memoria
del contenido vivo de la fe:
Dios está aconteciendo ahora
en esta historia nuestra.

Pero no basta con guardar
en el espíritu los “rêmata”
(las palabras que son
acontecimientos del Ver).
María, modelo de los creyentes,
debe además comprenderlos e interpretarlos.
“Symbállousa” designa
la interpretación clara y justa
de la intervención divina.
María comprende lo que ha visto.
O mejor,
se esfuerza por comprender
más y mejor el significado de
lo que ella misma ha vivido
y lo que le han contado los pastores.
María no interpreta con su entendimiento (“noûs”),
sino con su voluntad y afectividad; con su corazón.

María y los pastores
encarnan la actitud
conforme a la obra de Dios:
no ya el servilismo o
la obediencia ciega
(propias de una religiosidad desviada),
sino la fe activa.

María es el Modelo del creyente.
Su fe es una fe doblemente activa:
se esfuerza en comprender
más y más profundamente
los acontecimientos que vive,
y experimenta en su
propia carne lo que cree.
María es la gran creyente:
“la que ha creído” (Lc 1,45),
“la que escucha la Palabra de Dios
y la pone en práctica”
(Lc 8,21).



ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL TERCER MUNDO
(P. Casaldáliga)
Hermana peregrina de los pobres de Yahvé,
profetisa de los pobres libertados,
Madre del Tercer mundo,
madre de todos los hombres de este mundo único
porque eres la madre del Dios hecho hombre.

Con todo los que creen en Cristo
y con todos aquellos que de
algún modo buscan su Reino,
te llamamos a ti, Madre,
para que le hables por todos nosotros.

Pídele, a él que se hizo Pobre
para comunicarnos las riquezas de su Amor,
que su Iglesia se despoje,
sin subterfugios, de toda otra riqueza.

A él, que murió en la cruz para salvar a los hombres,
pídele que nosotros, sus discípulos,
sepamos vivir y morir
por la total liberación de nuestros hermanos.

Pídele que nos devore el hambre y la sed
de aquella Justicia que despoja y redime.

A él que derribó el muro de la separación,
pídele que todos los que llevamos el sello de su Nombre,
busquemos de hecho, por encima de todo lo que divide,
aquella unidad reclamada por él mismo en testamento,
y que sólo es posible en la libertad de los hijos de Dios.
Pídele a él, que vive resucitado junto al Padre,
que nos comunique la fuerza jubilosa de su Espíritu
para que sepamos vencer el egoísmo, la rutina, el miedo.

Mujer campesina y obrera,
nacida en una colonia
y martirizada por el legalismo y la hipocresía:
enséñanos a leer sinceramente el Evangelio de Jesús
y a traducirlo en la vida con todas sus revolucionarias consecuencias,
en el espíritu radical de las bienaventuranzas
y en el riesgo total de aquel Amor
que sabe dar la vida por los que ama.
Por Jesucristo, tu hijo, el Hijo de Dios, nuestro hermano.




EL NUEVO PUNTO DE VISTA CRISTIANO

El nuevo punto de vista que nos trajo Jesús
con su Encarnación es esta tremenda afirmación:

Dios se me hace presente en este mundo
en la persona de los demás:
buenos y malos, prójimos y lejanos.

La esencia del nuevo punto de
vista evangélico consiste en que
el centro de interés
se ha desplazado del «yo» al «otro»…
porque en el otro está Cristo palpitante
para recibir todo lo que yo quiera darle,
hasta la propia vida
”.

Tal vez aceptamos que Cristo
se hace presente cuando el «otro»
atraviesa circunstancias anormales,
tales como enfermedad, hambre,
cárcel, persecución… (Mt 25,31ss),
y entonces tratamos de dar pruebas de amor.
Pero, al parecer, su Presencia
se nos evapora en la vida normal y ordinaria,
y entonces el egoísmo ya debe ser ley de mi vida:
«primero yo, luego yo y después yo».

Pero la verdad no es que
Cristo está presente en el «otro»
solamente cuando el «otro»
necesita algo que nosotros
podemos proporcionarle, porque
la verdadera necesidad de Cristo
no es tal o cual cosa,
sino que es una sed de amor
.

Lo vulgar, lo corriente, lo normal, lo cotidiano…
es el campo de acción del nuevo punto de vista cristiano,
y entonces la vida se transfigura.
Los que están conmigo
(padres, hermanos, amigos, compañeros…),
los «otros», ordinariamente no tienen hambre,
ni están enfermos, o en la cárcel…
y, sin embargo, Cristo está presente en ellos,
sediento de mi amor,
que ya no podrá manifestarse
en dar cosas o en hacer cosas,
sino en delicadeza,
que es la forma más asequible
de contemplación
para quien acepta de lleno
el nuevo punto de vista de Cristo.

La delicadeza no es lo que se
llaman las buenas maneras
y que muchas veces
estaría mejor llamarlo
la hipocresía organizada.
Esta buena educación es
lo máximo que puede producir
la sociedad humana cuando
se basa en el egoísmo:
no molestar a los demás
para que los demás
no me molesten a mí.
No; la delicadeza
es un producto típico
del buen amor.
Es la delicadeza,
casi instintiva,
con que la madre
trata al hijo de sus entrañas
en el primer año de su existencia.

Quien ama a Cristo con fe operante
sabe que Cristo le espera en
«los otros» para recibir amor.
Cuando «el otro» es sonriente,
afable, cariñoso, no cuesta mucho
ver en él algo de Cristo…
Pero cuando el «otro» es malo de verdad,
explotador, traidor, opresor…
¿también es Cristo?
La respuesta es categórica:
¡más que nunca!

En estos es en los que
Cristo padece terriblemente
sed y hambre de verdad,
de amor, de bien, de justicia…,
está preso por la ignorancia
y el ambiente que le oprime,
está enfermo de una anemia
que le tiene moribundo…
y nos pide que le liberemos,
que lo curemos,
que les mostremos la verdad,
en una palabra:
que le demos en ellos
lo que antes él nos dio.
 ¿Qué nos dió?
Nos lo dió todo, hasta la vida…
cuando nosotros éramos sus enemigos.

Si algún defecto padece todo esto
es que es demasiado claro.

¡Si fuéramos a hacer caso de todo esto,
tendríamos que cambiar
completamente de vida!,
se dirá seguramente.
Efectivamente.
Esto es lo que se llama “convertirse”.
Pasar del individualismo egoísta
del hombre viejo
al “nuevo punto de vista” cristiano
del hombre nuevo.
Porque malo es que se sea egoísta
en nombre del egoísmo,
pero que se sea egoísta
en nombre de Cristo
es ya la abominación de la desolación.

¿Aceptaremos el nuevo punto de vista cristiano
que nos trajo la encarnación?

¿O continuaremos con un cristianismo “educado”?

(Extracto de un artículo de G. Rovirosa titulado
Declaración de los derechos de los demás”,
en OC V, p 465ss)






- Números 6,22-27: Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré
- Salmo 66: El Señor tenga piedad y nos bendiga.
- Gálatas 4,4-7: Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer
- Lucas 2,16-21: Encontraron a María y a José, y al niño. A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús




María, la madre de Dios.
Entre felicitaciones e interrogantes comenzamos un año nuevo.
Nos felicitamos y nos deseamos bienestar y felicidad para todo el año.
Dios también nos felicita bendiciéndonos y deseándonos la paz (1 lect.).
Pablo resume el misterio de la encarnación y subraya que Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, y nos bendice haciéndonos hijos suyos (2 lect.).
María, la bendita por Dios, recibe la visita de los pastores (Ev.).
Su maternidad no termina en Belén, sino en la cruz.